domingo, 22 de septiembre de 2013

Capítulo 6 - A veces lo más raro es lo que más atrae.

-¿Se puede saber qué hacías? - dije antes de que se formara el beso.
-Esto... tenías una cosa en los labios y te lo iba a quitar - contestó con una media sonrisa.
-Tienes manos.

Dejó de rodearme la cintura y miró sus manos. Después fijó otra vez su mirada en mí.

-Iba a hacerlo con estilo - sonrió.
-Hazlo - afirmé.

Me rodeó con sus brazos y su pecho quedó en contacto con el mío. Fue acercándose más y más, se formó un beso. Movimos las bocas al mismo tiempo, las lenguas jugaban entre ellas, mordí su labio accidentalmente, eso hizo que parara.

-Au - se quejó.
-No me refería a esa forma para que me quitaras lo que tenía en el labio - contesté - igualmente, ¿Tengo algo?
-Ya nada.

Me fui de la cocina. Oí unas voces, supuse que era Austin.

-¡EY! ¡BRITT! ¡LA COMIDA!
-Voy - dije sin ganas.

Me senté y me puse a comer lo que preparó: cocinaba mejor de lo que pensaba.

-Dime Brittany, no Britt. Solo mis amigos me llaman Britt, te lo he dicho varias veces - dije sin quitar mi vista del plato, ya vacío.

-¿Acaso no me consideras tu amigo? - contestó.

Le ignoré. Me levanté de la mesa y dejé mi plato vacío encima de la encimera, ya lo lavaría luego. Desaparecí de la cocina, no sabía qué contestarle... ¿Él y yo... éramos amigos o algo por el estilo?...

Fui al cuarto en el que había estado toda la noche luego de que mi casa de halla quemado. Empecé a recordar a mi madre, TODO lo que tenía, perdí todo. Lágrimas caían, y bastantes: no quería recordar ese momento pero, lo recordé tristemente. Abrieron la puerta y era Austin, se tumbó al lado mía. La cama era grande, los dos mirábamos al techo y un dedo quitaban las lágrimas que caían de de mi.

-Vamos, olvídate de eso y recuerda algún momento lindo.

-Los únicos momentos lindos eran con mi madre y con mis amigos de antes...Y cada vez que lo recuerdo, como ahora me dan ganas de llorar aún, y todavía más. -respondí.

Me dio un fuere abrazo, lo recibí, mis ojos se cerraban de a poco hasta cerrarlos completamente, quedándome dormida.

***

Desperté tapada con una manta, ya era de noche.
Me levanté y bajé hacia abajo. Austin estaba tumbado en el sofá.

-¡Hola! - saludé.

Fui a darle un beso en la mejilla. Él se giró y accidentalmente nos dimos un corto beso en los labios. 

domingo, 8 de septiembre de 2013

Capítulo 5 - A veces lo más raro es lo que más atrae.

El moreno que se llamaba Austin me fue a dejar a mi casa, me sentía protegida de esa gente que anda por las calles. Eran las 3:00 de la madrugada aproximadamente: muy tarde, seguro mi madre ya duerme. Al llegar a casa me despedí del chico que me salvó la vida. Cogí mis llaves y abrí la puerta, estaba todo oscuro pero en el salón había una pequeña lámpara que iluminaba un trozo del cuarto, y ahí, estaba una mujer en el sofá rojo durmiendo: era mi madre. Se despertó por mis pasos y me abrazó fuertemente.

- Estaba preocupada pequeña.
- Lo siento, solo fui a dar una vuelta -Respondí siguiéndole el abrazo.
- ¡Qué vuelta mas larga! -Rió

Me reí ante su comentario, de verdad la vuelta fue algo larga, estaba cansada y fui a mi cuarto. Me dormí en un instante, estaba demasiado cansada de correr y caminar, también frío hacia, pero al estar cubridas por esas sabanas mi cuerpo se calento.

Al otro día desperté en un cuarto que no era el mío, en una diferente cama, en un...diferente lugar, me desperté desesperada y salí de ese cuarto sin ningún temor a que haya sido secuestrada o algo, baje rápido las escaleras y ahí estaba el moreno cocinando. Me acerque rápido a él y preguntando:

- ¿QUÉ PASO? ¿QUÉ HAGO AQUÍ?
- Lo siento pero...Ayer en la noche iba caminando y vi tu casa...En incendio, así que entré como pude y todo ardía en llamas, fui a todos los cuartos y nada de gente. Fui al último y tú dormías, así que, te cogí y te dejé afuera, en el suelo. Entré de nuevo y, nada de tu familia... Lo siento de verdad...

Lagrimas de mis ojos caían y no dejaban de caer, desesperadamente ¿Estaría sola en este mundo?

- ¿EN DONDE VIVIRÉ? ¿Perdí a mis padres?
- Puedes vivir conmigo, y seguramente....Sí, seguramente tus padres murieron...
- ¿Y tus padres? ¿No se incomodarán con mi presencia?
- En realidad, vivo solo..

Eso me calmó, era muy amable de que me invitara a vivir con el, no sabía a donde ir....

- Gracias. También gracias por haberme salvado.
- De nada.

Ya Austin me había salvado unas dos veces, estoy agradecida por eso, el es como mi ángel guardián, mi protector...
Me senté encima de la encimera. Él acabó de cocinar y sirvió los platos, yo seguía en mi posición anterior. Al dejar la comida encima de la mesa, este se acercó a mí. Fui levantada por él, mis piernas rodearon sus caderas mientras sus brazos rodeaban mi trasero.

-No me toques el culo - dije enfadada.
-No sé como levantarte entonces - contestó.
-Me puedes bajar, yo sé caminar.

Hizo lo que dije aunque, sus brazos rodeaban mi cintura. Sus labios fueron acercándose a mí, hasta rozarlos suavemente. Gemí inquieta.

lunes, 2 de septiembre de 2013

Capítulo 4 - A veces lo más raro es lo que más atrae.

No dude nada y solo entré, al entrar vi en el salón, gente vestida normal y no de disfraces, se reían de mí. De nuevo Austin, se burló de mí. Solo me fui, mientras estaba ahí trate de ser fuerte pero cuando estaba en camino hacia mi casa lágrimas había en mi rostro.

Abrí la puerta, mi madre estaba en el salón, intenté saludar con la mayor disimulación para que no se me notara que estaba entre sollozos. Mi madre extrañada por mi vuelta tan pronto, cuando yo le "medio- expliqué" que ahora iba a irme de nuevo.

Subí a mi habitación y me puse la misma ropa que esta mañana, no tenía ganas de ponerme a elegir otro conjunto. Bajé las escaleras y me salí por la puerta lo más rápido posible. Iba por el césped de al lado de la acera, lágrimas y más lágrimas se encontraban en mi rostro. Me dirigía hacia todos los lados, sin saber donde ir ni qué hacer. ¿Qué pasa conmigo? ¿Qué problema tengo? Odio mi nuevo instituto, quiero volver atrás, quiero volver a mi antiguo instituto, donde estaban mis amigas, donde podía ser yo misma sin que me criticaran por nada. Aquí todo ha cambiado.
Noté que unos fuertes brazos rodeaban mi cintura haciendo que me girara. Genial, tenía que ser Austin.
¿NO PUEDE SER OTRA PERSONA, VERDAD?

-¿Qué quieres ahora? joder - dije borde. Incluso, demasiado.
-Perdón. No sabía que te lo tomarías así.
-¿Eres idiota o desayunas piedras? ¿Puedes dejarme un puto día en paz? Ya me estás artando - acabé enfadada. No solía decir esas palabras a las que mi madre le llamaba "palabras prohibidas". Sí, las llamada así, yo no era de decirlas pero, ya me tenía arta el moreno este.

Me alejé de él dejándolo con las palabras en la boca. Seguía caminando sin rumbo alguno, hacia alguna parte de este mundo, de esta odiosa ciudad a la que había cogido tanto odio. Otra vez, Austin me había perseguido, hizo que me girara de nuevo.

-Qué - dije otra vez borde.
-Te quiero - contestó con su mirada fija a la mía.
-Pues tu forma de querer da asco - añadí.

Me volví a alejar de él y seguía caminando sin saber a donde, notaba una presencia detrás mía. Miré hacia atrás y era el moreno insoportable, iba caminando rápido para alcanzarme, y lo hizo, agarrándome de nuevo.

- Déjame -Dije aun más borde.
- Lo siento.
- ¿Perdonarte? ¿Para luego volverme a humillarme? No, eso no. -Respondí soltándome de él.

Decidí correr, para alejarme lo suficiente de ese insoportable, y así fue. Lo perdí de vista, entré a un callejón y paré de correr. Tenía frío, era de noche y no tenía nada para cubrir mi cuerpo. Me encontraba con vagabundos que seguro estaban emborrachados y me decían "Ven aquí preciosa" Pasé de ellos y seguía caminando, un vagabundo me impidió el camino, no me dejaba seguir caminando.

- Ven aquí preciosa -Dijo agarrándome el brazo.
- ¡No! -Grité

Me agarro completamente y no quería soltarme, pedía ayuda y nadie aparecía hasta que apareció Austin.

- ¡Suéltela! -Gritó el moreno.

Me soltó, al parecer le dio miedo Austin, claro si era fuerte. Nos alejamos de ese callejón oscuro y tenebroso y el moreno me llevo a casa, mientras íbamos caminando me dijo:

- Ten mucho cuidado que los callejones son peligrosos.
- Gracias por salvarme -Sonreí falsamente.